Los tanquistas del "Tres de Fierro"
Por Osvaldo Jorge Palacio (*)
Los soldados del Destacamento de Exploración de Caballería
Blindada 181 del Regimiento 3 "General Angel Pacheco" de Esquel, el
"Tres de Fierro", habían aprendido que, en un escenario bélico, la
función de un tanque no se convierte en un factor decisivo, pero que son
importantes para aportar soluciones. En definitiva, los tanques son los que
facilitan la acción de otros.
Cuando nos hacemos preguntas acerca de nuestros valores,
llegamos a la conclusión de que existen diferentes dimensiones para tener en
cuenta. Por ejemplo, los hombres no podríamos vivir sin nuestra propia realidad
histórica.
A veintisiete años de la guerra contra el Reino Unido de
Gran Bretaña, la participación de las secciones "Aguila" y
"Cobra", de nuestra caballería blindada, ha gozado de poca difusión
pública. Pero la historia no contó en la dimensión adecuada la misión de esos
tanquistas.
Era el cinco de abril de 1982 y había llegado la hora de la
verdad para el Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 181. Al
mediodía, las actividades eran de rutina. Los guardias estaban en sus puestos y
los tanques Panhard a cubierto. Se escuchó la orden de alistamiento, cada uno
tomó su equipo y caminaron a la Plaza de Armas.
Se explicó la situación. Las secciones se trasladarían a las
islas Malvinas. Era el momento de defender a la Patria. Los suboficiales y
soldados recibieron sus fusiles. Eran los FAL de culata rebatible, modelo
paracaidista, flamantes y probados. Después, recogieron sus municiones. A las
arma.
En esa época del año, las ventanas de los edificios del
cuartel permanecían abiertas, porque todavía hacía calor. A lo lejos, se veían
las casas del pueblo, muchas construcciones de madera, con techos de pizarra al
estilo suizo. Esquel es una población de montaña que recibe, durante muchos
meses, la visita de la nieve.
El entonces jefe, teniente coronel Jorge Spinetta, explicó
los planes. Los soldados escucharon y comprendieron que la guerra es una
situación que impulsa a los seres humanos a los límites de sus fuerzas. Se iban
a vivir momentos nunca experimentados y que deberían resolverse en segundos. Un
suboficial dejó entrever que la guerra tiene otra lógica y no acepta grises. En
una batalla no hay "malos" ni "buenos": solamente dos
contendientes luchando hasta la muerte.
Se cantó el Himno Nacional y, frente a la Bandera de Guerra,
se sintió la satisfacción que deparaba saber que se estaba cumpliendo con el
deber. Al momento del saludo final, Spinetta dijo que "el prestigio de la
unidad marcha con vosotros", por eso "suerte, valor y
patriotismo". Luego, impartió las tres señales de rigor: "montar los
vehículos", "motores en marcha" y, finalmente, a
"marchar".
Dos secciones, una al mando del subteniente de caballería
Gustavo Adolfo Tamaño y la otra por su par, Fernando Pedro Chércoles.
Tamaño recordó que "se dispuso de aviones Hércules
C-130 para transportar los vehículos". Y en su relato consignó que
"el despegue y el aterrizaje fueron normales, los vehículos no mostraron
ningún movimiento alarmante. El vuelo transcurrió sereno. Fue la primera
experiencia aerotransportada. El desembarco resultó sencillo y rápido".
El Panhard: El blindado francés AML (Auto Mitrailleuse
Legére) se fabricó en la década del 60. El Panhard es pequeño, muy móvil y
armado con ametralladoras. Inicialmente, tuvo un notable éxito y dio origen a
toda una familia de blindados.
Un Panhard argentino capturado por los británicos, el
EA33524 "Tecn. Olascoaga", se encuentra hoy en el Museo de Tanques de
Bovington, en Inglaterra.
En la actualidad, continúan prestando servicios en nuestro
Ejército, siendo objeto de un programa de repotenciación con un nuevo motor diesel
que mejoró notablemente sus performances de alcance, potencia y seguridad.
Los Panhard de Malvinas: Ocho unidades del destacamento de
Exploración de Caballería Blindada 181, de Esquel, Chubut. Dos más del
Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 9 de Río Mayo, también Chubut,
y otros dos blindados provenientes del entonces Escuadrón de Exploración de
Caballería Blindada 10 de La Tablada, Buenos Aires.
En su diario, Tamaño sostiene que "el desplazamiento de
las ruedas causaba un efecto similar al de moverse sobre un colchón vegetal. El
movimiento era posible, pero si el suelo se desgarraba, el vehículo quedaba
atascado". En consecuencia, señaló la situación al Estado Mayor y
recomendó que se gestionaran vehículos con orugas; en particular, el tanque
liviano SK-105 o el M-113. Los SK-105 estaban provistos de sistemas de visión
nocturna". Tamaño se opuso a un eventual traslado de los TAM (Tanque
Argentino Mediano).
Estos, fabricados en el país, eran pesados, no contaban con visores y su consumo de combustible era superior a las posibilidades de aprovisionamiento. Entonces, el alto jefe solicitó el envío de los SK 105, los que nunca llegaron, por los efectos del bloqueo naval británico.
Estos, fabricados en el país, eran pesados, no contaban con visores y su consumo de combustible era superior a las posibilidades de aprovisionamiento. Entonces, el alto jefe solicitó el envío de los SK 105, los que nunca llegaron, por los efectos del bloqueo naval británico.
El recurso humano del "Tres de Fierro" era
proveniente de diferentes lugares del país. Los soldados, de la Patagonia y
otras provincias. Uno nacido en Punta Alta y cinco en Bahía Blanca.
La sección "Aguila", estaba compuesta por el
subteniente Gustavo Tamaño, los sargentos Miguel Alvarez y Ramón Castillo; los
cabos Raúl Alegre, Rodolfo Castillo, Miguel Vilte, César Montero y Jacinto
Mambrin. Los tanquistas soldados eran Armando Fernández, Juan Acosta, Julio
Veneciano, Diego Iglesias (BB-Ingeniero White), Gerardo Mancisidor
(BB-Ingeniero White) y José Delgado.
La sección "Cobra" era conducida por el
subteniente Fernando Chércoles, a quien acompañaban los sargentos Edgar Grosso,
Emilio Rufino y Martín Salazar; los cabos Cosme Barrios y Paulino Fernández.
Los conscriptos eran Jorge Suárez, Walter Guaymas, Héctor Yáñez (BB), José
González (BB), Sergio Gudiño (Punta Alta), Juan Vera y Raúl Matamala (BB).
La guerra: Con el bombardeo a Puerto Argentino del uno de
mayo, comenzó la verdadera guerra. La misión denominada "Black Buck",
(nombre dado por los ingleses a la operación) que implicaba cubrir un trayecto
de 6.280 Km sobre el Atlántico Sur, antes de identificar y bombardear nuestra
pista de aterrizaje, saliendo desde la isla Ascensión. Una bomba hizo impacto
sobre la pista y las demás en sus inmediaciones. Los pilotos británicos habían
elegido un eje de bombardeo "atravesado", para asegurar así que la pista
recibiera, al menos, un impacto. El avión Vulcan que atacó el aeropuerto está,
ahora, en un museo de Escocia. Los británicos, a pesar de su esfuerzo y
superioridad, nunca pudieron dejar nuestra pista fuera de servicio.
Estos soldados superaron muchos momentos difíciles, gracias
a su espíritu de cuerpo y sobresaliente estado moral. En las unidades
blindadas, cada hombre es una pieza aceitada. Uno con todos y todos con uno.
Los jefes y los suboficiales de Panhard realizaban cualquier esfuerzo para alcanzar
sus objetivos. La entereza y lealtad fue mayor cuanto más amplia fue la
comprensión entre subordinados y jefes. Los reglamentos, la disciplina y el
orden no se constituyeron en un obstáculo. Jamás reinó la anarquía.
Tamaño, condecorado con la medalla al Herido en Combate,
informó que "el 12 de junio, la denominada zona de reserva quedó expuesta
a la observación y tiro de la artillería británica, lo que llevó a decidir el
repliegue de los Panhard a un lugar menos expuesto. La nueva posición fue en el
hipódromo de Puerto Argentino". A los pocos minutos, se desató una nutrida
cortina de fuego. El cañoneo inglés fue sorpresivo y preciso. Una serie de
disparos dio contra un depósito de gas licuado, que estalló produciendo una
gigantesca llamarada. Los fragmentos hirieron a la tripulación que, agazapada,
esperaba lograr la seguridad dentro del blindado".
El subteniente Tamaño recibió la peor parte. "Mi brazo
derecho --escribió-- se fracturó y desgarró de tal modo que quedó
inutilizado". Su brazo izquierdo albergaba esquirlas. Su pierna izquierda
sangraba. Estaba traspasada de lado a lado.
Los otros dos tripulantes sufrieron heridas leves. En medio
del fuego de artillería, el entonces cabo Miguel Vilte auxilió al jefe herido,
trasladándolo a pulso hasta un lugar seguro. Tamaño fue atendido en el hospital
de campaña, pero estaba preocupado por su gente, que había quedado sin su jefe.
La tarea en combate del subteniente Chércoles fue excelente desde todo punto de
vista. Un sobresaliente oficial.
Las secciones estuvieron desplegadas en la defensa de Puerto
Argentino desde el 9 de abril hasta el cese de fuego, el 14 de junio (68 días)
y, bajo fuego enemigo, desde el 1 de mayo (45 días). Quedaron prisioneros en el
aeropuerto desde el 14 hasta el 19 de junio. Cinco fueron los heridos en la campaña: subteniente Tamaño,
cabo Alegre y soldados Acosta, Iglesias y Mancisidor.
El Regimiento de Caballería Ligera 3 "Coraceros General
Pacheco", el "Tres de Fierro", lleva el nombre de un patriota
que fue granadero, luchó en San Lorenzo y cruzó los Andes. También combatió en
Sipe Sipe, Las Coimas y Chacabuco.
Desde hace cuatro años, cada semana del dos de abril, los
tanquistas visitan su regimiento. Malvinas los unió y hoy la vida les devuelve
sus sonrisas, calidez y emociones.
Este año, la jefatura del regimiento volvió a ponerle
esencia al encuentro. Jefes, oficiales, cuadros y voluntarios cordiales y
afables, haciendo sentir a cada visitante como en su propia casa. Ceremonias,
visitas a las localidades de Tecka y Trevelin, invocación religiosa, encuentros
con otros veteranos. Todo camaradería y recuerdos, bajo la especial atención
del jefe de la unidad, teniente coronel Daniel Alberto Boroni, un caballero.
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(*) Osvaldo Jorge Palacio comunicador social y VGM.
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