El día 2 de mayo de 1982,
se producía el hundimiento del crucero del ARA General Belgrano fuera de
la zona de guerra establecida. Pocos minutos antes de las 16:00 el submarino
nuclear HMS Conqueror recibió la orden impartida por Thatcher de hundir al ARA
General Belgrano.
A las 16:02, mientras los artilleros que se encontraban de
guardia probaban algunos mecanismos y la Torreta II buscaba posibles blancos en
el horizonte, el buque se sacudió violentamente fruto de una poderosa
explosión, seguida del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a
los 1093 tripulantes. Este fue el primero de los 3 torpedos MK-813 lanzados por
el Conqueror desde una distancia de 5 km aproximadamente (aunque solo los 2
primeros dieron en el blanco, el tercero golpeó en el casco del Bouchard sin
explotar).
El capitán del submarino declaró después que la elección del
arma usada fue dictada por la antigüedad del mismo crucero: un torpedo de la
Segunda Guerra Mundial hundiría a un crucero del mismo período. El primer torpedo mató a 274 tripulantes. El
trabajo de primeros auxilios era intenso, además de los heridos y quemados, se
debió atender a los hombres con principios de asfixia debido al humo. El
personal de sanidad corría por las cubiertas bajas, revisando los camarotes
para que no hubiera personal malherido que pudiera quedar abandonado.
En el momento que concluyeron en que no había internados en
la enfermería y que los camarotes estaban vacíos, se procedió a recoger mantas
y se dirigieron hacia la cubierta.
El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran
las necesarias y el resto eran de reserva. Las órdenes llegaban a través de
simples megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible.
Abundaban los heridos, quienes llegaban cargados a hombro por sus compañeros.
Hacia las 16:10 la inclinación (escora) aumentó 1° por minuto, por lo que el
barco ya tenía 10° a babor. El casco comenzó a hundirse con mayor incidencia de
popa, debido a la gran entrada de agua al hangar y a la sala de máquinas. Por
la rapidez de los sucesos, algunos tripulantes llegaron a cubierta muy
desabrigados y se les comenzó a auxiliar con lo que se tuvo a mano, se
improvisaron una especie de ponchos a partir de las mantas de lana de las
camas.
Varios intentaron el descenso a las cubiertas inferiores
para ayudar a sus compañeros, y algunos perdieron su vida en ese intento. A las
16:23 el comandante Héctor Elías Bonzo dio la orden de abandonar la nave.
Comenzó así la maniobra de abandono. La marejada que había, dificultó la visión
y comunicación entre las balsas, por lo cual algunas quedaron sobrecargadas con
30 personas y otras subocupadas con no más de 3 personas. A las 16:50 la escora
de 60° preanunciaba el hundimiento, y en 10 minutos el crucero fue engullido
por las aguas aproximadamente en el punto 55°24-0S 61°32-0-O del Océano
Atlántico.
"El Belgrano se hundió en cuarenta minutos. Fue
increíble, impresionante que semejante mole fuera absorbida por el agua en tan
poco tiempo", relató el suboficial primero enfermero Silverio Muscardin.
Una hora después de haber sido tocado, el Belgrano se dio
vuelta y se hundió.
Es el único caso de un barco hundido en guerra por un
submarino nuclear.
En el crucero General Belgrano había más de 1000 tripulantes
y en el ataque perdieron su vida 323, la mitad de los caídos en la Guerra de
Malvinas.
Los británicos acusaron a la entonces primera ministra
Margaret Thatcher de haber dinamitado toda posibilidad de acuerdo. Del lado
argentino, el brutal episodio fue visto como una violación al derecho de guerra
y las normas que encuadran este tipo de enfrentamiento.
El hecho desató una enorme polémica en ambos países, ya que
el ataque se produjo fuera del área de exclusión establecida por el gobierno
británico alrededor de las islas Malvinas.
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