Tras el inicio de las hostilidades el 1º de Mayo, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) necesitaba de modo urgente retomar el puente aéreo con Puerto Argentino.
Para el Martes 4 de Mayo estaba previsto el cruce de tres C-130 Hercules razón por la cual se requería conocer la posición de la flota inglesa para permitir planificar el cruce de los Hércules. Tal misión le fue encomendada a la Armada Argentina quien dispuso el despegue desde Río Grande a las 05:07 hrs. del Neptune 2-P-112 al mando del capitán Proni Leston. Tras dos horas de patrullaje, a las 07:10 se detectó un blanco mediano situado a unos 160 km al Sur de Puerto Argentino. El equipamiento electrónico del Neptune permite identificarlo como un destructor Tipo 42 de características similares a los destructores Hércules y Santísima Trinidad de la Armada. Tras recibirse en Río Grande el reporte la misión original del Neptune cambia. Puerto Argentino estaba recibiendo cañoneo naval y se descarta el cruce de los C-130, sin embargo el blanco detectado puede convertirse en un objetivo para los Super Etendard (SUE). Por tal motivo se dispone de inmediato el alistamiento de las aeronaves por cuanto se había encontrado “un blanco a medida” y dentro de los parámetros de radio de acción de los SUE. Se le ordenó a Proni Leston mantener el contacto de modo discreto para disponer de la posición actualizada del blanco. El Neptune simuló hábilmente estar realizando en una misión de búsqueda de náufragos del crucero General Belgrano y los radares ingleses “compraron” tal simulación.
Tras disponerse el alistamiento de los Super Etendard (SUE),
se requiere a la fuerza aérea de la asignación de un KC-130, participación que
ya estaba solicitada anteriormente la espera de un blanco para los SUE. Sólo
faltaba fijar las coordenadas del punto de reunión y el horario. Así a las 8:45
el Hercules TC-70 despega desde Río Gallegos con el Vcom Pessana a sus mandos,
adoptando curso sudeste. Dos minutos antes el Neptune actualiza la información
indicando la existencia de tres contactos a unos 180 km al Sur de Puerto
Argentino y a 700 Km al Este de Río Grande. Se dispone entonces el alistamiento
final y a las 9:44 despegan los SUE 3-A-202 con el capitán de corbeta
Bedacarratz y el 3-A-203 con el teniente de fragata Mayora. Ambos transportan
bajo su ala derecha un misil AM-39 Exocet.
Unos quince días antes, el 17 de Abril de 1982, los SUE
habían realizado una misión de ataque simulado contra el destructor ARA
Santísima Trinidad (Tipo 42). La práctica incluía el reabastecimiento aéreo por
parte de un KC-130H Hercules de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) situado a unos
550 km de la base. Tras completar el reaprovisionamiento los SUE deberían
recorrer otros 420 Km hacia el blanco, cuya posición era actualizada por un
S-2E Tracker, quien transmitió a los SUE la última posición conocida a sólo 15
minutos del lanzamiento de los misiles. A bordo del destructor se encontraba el
teniente de fragata Mayora –piloto de SUE- quien verificó todos los parámetros
de la misión, detección radar, aproximación de los aviones, etc. La práctica
resultó un éxito y se estableció un procedimiento de ataque con misiles Exocet.
Ahora la práctica se había convertido en realidad y la misión se ejecutaba en
condiciones de combate real.
Aproximadamente a las 10:05 hrs. ambos SUE llegaron a la
posición prevista donde los esperaba el KC-130. Tras realizar el
reaprovisionamiento de combustible sin novedad, continuaron su misión a la
espera de una actualización de la posición de los blancos por parte del
Neptune. Unos minutos después el sistema de alerta radar Thomson-CSF BF de los
SUE se activó. El equipo les indicaba que estaban siendo captados por un radar
de vigilancia aérea correspondiente al modelo 1022. Intuyeron que se trataba de
un destructor tipo 42 y a fin de mantener el factor sorpresa dejaron su altitud
de vuelo de 6.000 metros e iniciaron un rápido descenso. La etapa del vuelo
rasante se había iniciado y no era precisamente un destructor tipo 42 quien los
había detectado.
El misil ingresó al destructor por estribor con un ángulo de
40 grados aproximadamente y a una altura de 2,1 metros por encima de la línea
de flotación. El impacto destruyó la sala donde se encontraban los generadores
diesel, vitales para la generación de electricidad y del servicio contra-incendios
y daños en áreas adyacentes. Aunque la cabeza de combate no detonó, el motor
cohete siguió generando potencia por algunos segundos más provocando un
incendio generalizado.
Al menos dos líneas de combustible provocaron de inmediato un gran incendio que generó una extensa nube negra apreciable en una de las primeras fotografías tomadas del Sheffield desde un helicóptero Sea King. La vital línea de agua para el sistema anti-incendios también resultó dañada por el impacto del misil. El Sheffield recién sería evacuado 8 horas después del ataque ante la posibilidad que el incendio llegara al depósito de misiles Sea Dart. El fuego continuaría al menos por 24 horas más y no sería hasta el 10 de Mayo que el Sheffield se hundiría a unos 270 km al Este de Puerto Argentino.
Aparentemente el motor explotó instantes después
ocasionando una onda expansiva de moderada magnitud que se proyectó hacia los
compartimientos superiores al lugar del impacto y hacia fuera del caso.
Al menos dos líneas de combustible provocaron de inmediato un gran incendio que generó una extensa nube negra apreciable en una de las primeras fotografías tomadas del Sheffield desde un helicóptero Sea King. La vital línea de agua para el sistema anti-incendios también resultó dañada por el impacto del misil. El Sheffield recién sería evacuado 8 horas después del ataque ante la posibilidad que el incendio llegara al depósito de misiles Sea Dart. El fuego continuaría al menos por 24 horas más y no sería hasta el 10 de Mayo que el Sheffield se hundiría a unos 270 km al Este de Puerto Argentino.
Para la Royal Navy el shock causado por el Exocet no fue
fácil de digerir. Se invirtió mucho dinero, se desarrollaron docenas de pruebas
y no fue hasta fines de 1983 que oficialmente se reconociera que estaban en
condiciones de poder enfrentar un Exocet con un alto porcentaje de
posibilidades de derribarlo. Paralelamente se mejoraron los radares de
vigilancia y los equipos de contramedidas electrónicas con mayor capacidad de
detección a baja altitud y computadoras avanzadas para poder identificar
rápidamente las amenazas. Surgió en todo el mundo una nueva generación de
electrónica y armamento “anti-misil”.
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