Don Justo Sacarías Reyes oriundo de Jujuy había ido a
participar de un acto en el Regimiento 20 en el que por desgracia perdió su
preciada medalla de Veterano de Guerra de Malvinas.
La repercusión de la búsqueda, de la medalla, llegó a la familia que había encontrado la preciada insignia y que luego se comunicó con él para su devolución.
Don Justo integró el Regimiento de Infantería N° 25 de
Sarmiento, Chubut, uno de los primeros en llegar a las islas.
Tras iniciar una ardua búsqueda a través de las redes
sociales y de los medios, pudo recuperarla. La había encontrado una familia de
apellido Barrientos que se puso en contacto con él para acordar la devolución.
Emocionado por tener de nuevo su medalla don Sacarías dijo que
para él es un orgullo poder volver a tenerla.
“Ayer me llamaron para devolvérmela y la recuperé. Es algo
valioso que el Congreso de la Nación nos dio en el año 90 como reconocimiento”.
La emotiva historia del VGM Justo Sacarías Reyes
Justo integró el Regimiento de Infantería N° 25 de
Sarmiento, Chubut y fue destinado a Malvinas. "Fuimos los primeros en
llegar el 2 de abril de 1982 y estábamos apostados entre el ingreso del
aeropuerto y el conocido faro de Malvinas, donde debíamos cumplir la misión de
ser fuerza de ocupación y si bien no estuvimos en la zona de combate, la
sensación era la misma; defender con uñas y dientes a la Patria". El jefe
de esa compañía, recordó con exactitud, era Julián Nicolás Lamas, un jujeño
oriundo de Perico, quien estuvo a cargo de la unidad, cuando fue convocado para
viajar a Malvinas junto a otros 1250 soldados. No fue el único aclaró
"debido al número de comprovincianos que éramos decidimos formar club de
Residentes jujeños en Malvinas con la intención de recordar fechas especiales
como el 23 de agosto, y celebrar la gesta del Éxodo jujeño con comidas típicas.
En ese grupo estaban Héctor Rubén Oviedo y Miguel Ángel
Ávila, quienes participaron del combate de Puerto Darwin el 28 de mayo de 1982
y dejaron su vida en esa misión, "Ellos son los verdaderos héroes, porque
custodian eternamente nuestro querido suelo argentino", comentó.
En 1982 Justo tenía 41 años y el rango de suboficial mayor, estuvo durante días viviendo junto a sus soldados en medio del clima helado esperando a los ingleses en Malvinas.
En 1982 Justo tenía 41 años y el rango de suboficial mayor, estuvo durante días viviendo junto a sus soldados en medio del clima helado esperando a los ingleses en Malvinas.
Recordó emocionado que compartió con ellos un almuerzo antes
que de comenzara todo y que lograron forjar un gran amistad. "Mi recuerdo
estará siempre con ellos y con los otros 13 héroes que dejaron su vida por la
Patria".
Abrumado por los recuerdos confiesa que no quiere olvidarse
de nada y que aprendió a ser humilde, a escuchar y a pedir ser escuchado y
sobre todo a valorar la vida con mucha intensidad. "Descubrí que tenía
fortalezas que no conocía pensando en mi familia".
Justo reconoció también que uno de los aprendizajes más
interesantes sucedió al regreso de la guerra, cuando los ingleses los trasladaron
hasta Puerto Madryn y lo llevaron, junto a cientos de soldados, como
prisioneros de guerra en el buque Canberra. Durante una semana convivieron con
los ingleses, aquellos con quienes días antes se estaban matando.
"Pasamos hambre, frío, y a veces un maltrato que iba en
contra de los códigos del Ejército. Teníamos tan solo una manta para cubrirnos
por la noche y alimentos que muchas veces faltaban". Sin embargo, señaló,
no se quedaron con los brazos cruzados "cuando los ingleses dormían un
grupo salía a buscar alimentos a nuestro campamento ubicado 8 kilómetros del
lugar. Traíamos pan, yerba, caldo en sobre para hacer una sopa en un olla
vieja", contó.
Un ingles le preguntaba en un castellano muy básico cómo
habían sobrevivido sin comer y qué lo motivaba a estar en un guerra como esta:
"Sentí la revancha de estar cara a cara con uno de ellos, y le dije sin
dudar que lo hacíamos por amor a la Patria, a la Bandera, a la familia".
Pasaron unos minutos y se sintió observado de arriba abajo.
"¿Estás loco?, me dijo, yo y todos los que estamos aquí estamos por dinero
que es lo único que nos interesa".
Esa respuesta del británico le quedo dando vuelta durante 35
años, al igual que aquella mujer que espera en soledad el día de nuestro
regreso final "me acerqué a ella y le pedí si me permitía abrazarla en
nombre de mi familia, de la Patria, de mi Nación".
Desde aquel día, cuando terminó todo, tuvo presente la
promesa que hizo junto a sus compañeros de cuartel y que pretende respetar
hasta el último día de su vida. "Regresar cuando la única la Bandera que
flamee en Malvinas sea la argentina".
El regalo que lo sorprendió
Era habitual la llegada de donaciones a Malvinas.
Familiares, amigos y distintos sectores de la sociedad enviaban habitualmente
cartas, chocolates, yerba, alimentos. Llegaban mantas, alimentos pero nunca un
presente tan significativo como el que recibió Justo y sus amigos los primeros
días de mayo de 1982.
"Era un paquete enorme que provenía de la ciudad de
Perico, Jujuy, y que contenía en su interior un juego de once camisetas de
fútbol del club Atlético Talleres de Perico. Me emocionó y sorprendió haber
recibido un regalo de un club jujeño, que se haya tomado la molestia de
acordarse de nosotros y darnos una caricia al alma, recordó Justo Zacarías
Reyes. "La encomienda tenía un mensaje donde nos invitaban a usar el
regalo en un picadito de fútbol, algo que nunca pudimos concretar. El terreno
era húmedo y al pisar muchas veces nos hundíamos, no se podía lavar la ropa y
cada vez que ésta se ensuciaba la teníamos que tirar".
Pese a ello, Justo Zacarías, recordó que siempre estaban las
camisetas "la usábamos a diario y con orgullo por que llevaban los colores
celeste y blanco, como mi Racing querido, como Argentina y como la Patria, a
quien veníamos a defender. Al final cuando volví a Jujuy en el año 1985 a
trabajar en Regimiento Nº 20 sobre el final de mi carrera, visité el club para
saber quiénes habían sido los autores de esta idea, hablé con dos dirigentes
que no me dieron respuesta al respecto. Igual atesoro mi camiseta, como el
primer día", finalizo su relató emocionado.
El recuerdo latente de los héroes
Los veteranos de Malvinas sienten lo que pasó por las marcas
que dejó en su cuerpo y en su alma la guerra.
Pero también por el recuerdo imborrable que significa las
personas que perdieron la vida durante el conflicto bélico de 1982.
Según los registros oficiales y de las organizaciones de
excombatientes, de nuestra provincia fueron quince los soldados que fallecieron
durante la guerra.
Tres de ellos perdieron la vida en el combate que tuvo lugar
en Darwin el 28 de mayo de 1982 y los restantes eran tripulantes del Crucero
ARA General Belgrano, cuyo hundimiento, acaecido el 2 de mayo, significó uno de
los ataques con mayores caídos entre las tropas argentinas.
Ellos fueron Héctor Rubén Oviedo, Miguel Ángel Ávila, Ángel
Fidel Quispe, Omar Andrés Chaile, Héctor Diez Gómez, Humberto César Alemán,
Fernando Zarzoso, Justo Eustaquio Mamaní, Ramón Zalazar, Roberto Uzqueda,
Roberto Sancho, Jorge Rubén Torres, Teodoro Laguna, Raúl Farfán y Antenor
Sajama.
"Sueño con el día en que la única Bandera que flamee en
Malvinas sea la argentina", confesó emocionadoEn 1982 tenía 41 años y estuvo durante días viviendo junto a otros soldados argentinos que pasaban horas en medio del frío, extrañando a su familia y soñando con volver. "Éramos alrededor de 180 soldados jujeños que fuimos enviados
para defender a la Patria".
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