sábado, 9 de junio de 2018

Héroe de Malvinas : Sargento Mario ¨Perro¨ Cisnero


Héroe de Malvinas : Sargento Mario ¨Perro¨ Cisnero

En la madrugada lluviosa del 24 de mayo de 1982, Héctor Cisnero manejó su Ford Falcon anaranjado para llevar a su hermano Mario, sargento y comando del Ejército, desde su casa en Avellaneda hasta Campo de Mayo. Fueron en silencio. Pero al llegar, Mario habló: "Hermano querido: yo rendido de las Malvinas no vuelvo". Explicó que como soldado ese era su deber ante el pueblo argentino, que había solventado su capacitación militar. Héctor lo escuchó con un nudo en la garganta. Antes de despedirse, Mario le pidió que no les avisara a su padre y sus otros ocho hermanos de su partida a las islas para no intranquilizarlos.

Nacido en 1956 en San Fernando de Catamarca, Cisnero era el octavo de diez hermanos. De chico era muy inquieto y deportista. Le encantaba el fútbol y era fanático de River. También le gustaba salir a cazar palomas y perdices con una honda.

A los 15 años, se incorporó a la escuela de Suboficiales Sargento Cabral, de donde egresó en 1973, a los 17 años, con el rango de cabo del Ejército. Enseguida se especializó en paracaidismo y se convirtió en el más joven del país. Luego se convirtió en comando e integró las tropas de elite. Además, era buzo, montañista y técnico en inteligencia. En 1982 Mario estudiaba Ciencias Políticas. Y para julio de ese año planeaba casarse con su novia, Nélida.

Pero empezó la guerra y solicitó ser enviado a las islas. "Además donó el 50% de su magro sueldo al Fondo Patriótico", recordó Héctor.

Por su notable fidelidad, sus compañeros de armas lo habían apodado "Perro". Aunque para la familia siempre fue "Marito". Héctor dice que su hermano repetía con frecuencia que el don de mando sólo se logra con el ejemplo. Araujo lo ilustró: "Si tenía que enseñarles a los soldados cómo se atravesaba un pantano en medio del invierno, primero entraba él, y cuando salía, embarrado de arriba abajo, recién los hacía entrar a ellos".

Las cartas que desde las islas le mandó a su hermano demostraban su inclaudicable fervor patriótico: "A estos sinvergüenzas [por los ingleses] les vamos a dar con todo, cueste lo que cueste". Los mensajes llegaban firmados con un lema distintivo de los comandos: "Dios y Patria, o Muerte".


Malvinas, donde siente que la Patria lo necesita

El guerrero siente cada vez más la necesidad de partir hacia el combate y tal vez adivina su próximo fin.
Llegan a destino. Mario se abraza a su hermano. Se baja y antes de separarse del coche, se asoma por la ventanilla y le dice:

-Yo rendido no vengo. O ganamos o no vuelvo vivo.

Y se fue. Entre la sorpresa y la parálisis de Héctor Cisnero. Entre la llovizna y el frío de la madrugada porteña. Entre la incertidumbre y la ansiedad por el futuro de la Patria. Sólo él sabe que no volverá. Y esto no le importa. Porque otros son los deseos de un hombre al que se le acaba la existencia y -como diría el poeta- seres de esta talla pueden temerle a la vida, pero no a la muerte.

Mayor Aldo Rico jefe de la Compañía de Comandos
602 del Ejército Argentino en Islas Malvinas 
En la Escuela de Infantería la actividad es febril. Aún en medio de los saludos por el reencuentro entre los viejos camaradas comandos. El Mayor Rico y sus capitanes son un remolino que convierten cada rincón del Instituto en un pequeño campo de batalla.

Cuando van a retirar armamento tiene lugar la situación que sigue:

"En esos momentos, se adelantó el Sargento Mario Cisnero. El célebre Perro, temible instructor de los cursantes, y pidió ser apuntador de la MAG. Retiró una de éstas, se tiró cuerpo a tierra y comenzó a revisarla en sus menores detalles. El acto revelaba al observador avisado una serie de características de Cisnero: su espíritu de sacrificio, porque era cargar en las marchas con mayor peso; una disposición favorable al conjunto, desde que es un arma que apoya a las otras; y por último, su desprecio por el peligro, ya que la ametralladora, atrae el fuego del enemigo. Fue en tales circunstancias que el Sargento Cisnero cambió (...) frases (...) con su antiguo alumno, el Teniente Primero Losito (...):

-Vamos a ver ahora, Perro, cómo te portás en la guerra.

Este se puso súbitamente serio y le respondió:

-Pierda cuidado mi Teniente Primero, que ahora vamos a ver quiénes son realmente los buenos..."
El 26 de mayo el Mayor Rico recibe la orden de pasar a las islas con su subunidad. Esto significaba mandarlos antes del plazo previsto pero ya estaban listos. Se dirigen a Comodoro Rivadavia y de allí a las islas. Por un desperfecto mecánico casi deben volver, pero lo solucionan y siguen rumbo a Malvinas.


En las islas los comandos de la Compañía de Comandos 602, desde el principio, reciben una gran cantidad de misiones. El 29 de mayo, la primera sección al mando del Capitán Vercesi sale en dirección a las líneas de avance inglesas para explorar y enviar informes sobre los movimientos enemigos.

El martes 8 de junio el Mayor Rico alista a toda su compañía -ya disminuida en su personal- y parte hacia la zona defendida por el Regimiento de Infantería 4, ubicada en la zona de los nombrados montes gemelos.

En la posición más occidental, la más avanzada para el lado inglés, están el Subteniente Llambías Pravaz y el Subteniente Silva (que de noche tenía la misión de patrullar Goat Ridge). El primero de ellos tiene experiencias de combate con tropas británicas que intentaban infiltrarse. Por eso y por conocer la zona, proporciona notables datos para tender una emboscada que se establece en una prolongación de la elevación que se alarga sobre la llanura. Por allí, esa misma noche, regresan los comandos británicos luego de intentar una infiltración por Monte Harriet. Pero como estaban lejos del avance de las armas patriotas, no se inició el ataque, aunque ya conocen el terreno y esto los decide a volver a establecer la emboscada al día siguiente.


Se acaba la espera. El tiempo del Héroe comienza a contarse solamente en horas. El Perro no teme, solo está tenso. Recuerda a su familia. Le manda un telegrama a su hermano por esos días. Pero sus reflexiones van siempre más allá de esto. Piensa en él y en nuestra Patria. Y en Dios. Sabe que lo ama. Entiende que quiere a nuestra tierra, ¿pero será fiel hasta el fin? Medita la frase de su libreta: "Mi respuesta: No sé rendirme. Después de muerto, hablaremos". Su vida y su muerte -que presiente cerca- debe ser así. Él ha nacido para ser soldado y éstos no deben desear otra cosa que la Victoria o la Muerte en combate. Por eso aceita la ametralladora MAG. La limpia y controla sus detalles. Ella es su compañera inseparable. El arma forma parte del cuerpo del guerrero porque frente al enemigo están solos y juntos: el hombre, su arma y Dios.


El 9 de junio a la tarde comienza a prepararse la emboscada. La compañía Comandos 602 es reforzada por una sección de Gendarmería Nacional, al mando del Segundo Comandante Santo. Desde las inmediaciones de Two Sister, el Mayor Rico ordena una exploración por la zona, sin que ésta percibiera presencia enemiga. Con ésta seguridad, a eso de las nueve de la noche, se establece la emboscada, según el siguiente dispositivo de ataque:

"Abajo del monte, en la punta de la saliente rocosa, un escalón de apoyo con una ametralladora, compuesta por el Sargento Cisnero como apuntador y el Teniente Primero Vizoso como auxiliar; más arriba, el Mayor Rico acompañado por el Capitán Ferrero y cerca de ellos, bajando a la derecha, otra ametralladora manejada por el teniente Primero Enrique Rivas y servida por el Sargento Miguel Franco. El escalón de asalto propiamente dicho estaba dividido en dos fracciones, situadas en el bajo, a ambos costados: el Capitán Tomás Fernández con su sección a la derecha y el Segundo Comandante Santo con los gendarmes y otra ametralladora a la izquierda, provistos varios hombres a cada lado con granadas de fusil. El Capitán Médico Ranieri fue situado detrás y arriba de Rico, por cierto que también armado con su fusil para caza mayor. Finalmente, a ciento cincuenta metros más elevado se hallaba el escalón protección y recibimiento, a órdenes del Capitán Villarruel. Sobre el todo, tropas del Regimiento 4 mandada por el Subteniente Llambías con ametralladora.".

Y de nuevo el milagro del silencio ruidoso de la noche.

Especial ausencia de sonido que hace imaginar al enemigo detrás de cada piedra. Pero también a un ángel sobre cada estrella. Frío que cala los huesos pero que mantiene despierto a cada combatiente para contestar a cada ataque. Blanda tierra que quiere proteger a cada hombre y que absorbe a cada muerto, porque es suyo. El suelo guarda muchos secretos para los vivos pero ninguno para los muertos. Porque se hacen uno y, por momentos, seres purísimos transforman esas unidades en puentes bellísimos que llegan a Cristo.

En este silencio, con este frío y entre la turba, vigila nuestro Héroe.

De repente un comando alerta a Rico de la presencia enemiga. El Mayor manda a avisar al "Perro" que está con su ametralladora.

Pero el mensajero no llega.

Una explosión.

Los ingleses que debían ser sorprendidos, inician un ataque.
Todo el fuego de la Compañía Comandos 602 y de una subunidad del SAS (Comandos Británicos) se desata.

Adelante cuatro soldados ingleses avanzan hacia la punta ocupada por Cisnero y Vizoso. El "Perro" dispara con cuanto puede. Pero los británicos necesitan neutralizar esa ametralladora. Le disparan un proyectil explosivo que impacta justo en medio del arma y ésta explota partiendo en dos al cuerpo del sargento. El Perro cumple con su deber para con Dios y con la Patria.

Con todo, ni de una ni de otra parte ceden. El volumen de fuego de dos subunidades de tropas especiales es impresionante. Hasta que los ingleses comienzan su retirada. Los argentinos los persiguen con un preciso fuego de artillería, a órdenes del mismo Rico. Y la emboscada termina.
Los comandos quieren ir a buscar el cuerpo del Perro pero no pueden. La fuerza de la tierra que abraza a sus hijos es más que todos ellos.

Y el Sargento queda para siempre entre la turba.


Por eso dicen que en pleno territorio dominado por el enemigo hay un bastión argentino. Al pie de un monte de dos crestas, en Malvinas. Junto a unos arbustos y bajo el cielo nuestro. Y no hay poder humano capaz de doblegarlo.

Identificación de los restos 

El martes 30 de mayo de 2018, el Estado argentino le avisó a la familia Cisnero que el cuerpo de Mario, caído en la Batalla del Monte Dos Hermanas, había sido localizado en el cementerio de Darwin, donde desde hace 35 años estaba enterrado bajo la leyenda "Soldado argentino sólo conocido por Dios".

Héctor Cisnero - hermano del heroico ¨Perro¨ Cisnero - con los documentos de la identificación bajo el brazo, es acompañado por María Fernanda Araujo, presidente de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas

Su hermano Héctor destacó la misteriosa vinculación entre el destino de Mario y la Patria: "Nació el 11 de mayo, Día del Himno Nacional; murió el 10 de junio, Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, y su identificación fue informada el 29 de mayo, Día del Ejército Argentino".

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