miércoles, 9 de enero de 2019

Malvinas : el día que la Armada británica exclamó: “¡Maldito 25 de mayo!”

Destructor británico HMS Coventry hundido por la Fuerza Aérea Argentina el 25 de mayo de 1982.

Malvinas : el día que la Armada británica exclamó: “¡Maldito 25 de mayo!”

El aviso de alarma roja chirrió en el puente del vetusto carguero “Atlantic Conveyor”.
El ataque aéreo estaba en curso. –¡Posiciones de emergencia! ¡Posiciones de emergencia! –gritó en el centro de informaciones del buque su segundo comandante, Mike Layard. Luego subió de tres en tres la escalera que lo llevaba al puente, cuenta el almirante Sandy Woodward en su libro “Los cien días”. Cuando entró al puesto de comando, el capitán del buque Ian North “había ordenado un agudo viraje a babor en un intento de presentar la fuerte popa del “Atlantic Conveyor” a los misiles atacantes.

A las 18:41 dos Exocet disparados por aviones navales argentinos se estrellan contra el barco por el lado de babor. Dos metros por encima de la línea de flotación, con una enorme explosión. En segundos toda la flota británica diseminada en el Atlántico Sur supo del ataque. Y congeló el aliento de los comandantes de la flota: los argentinos seguían teniendo Exocet.


 A las 19:20, el “Atlantic Conveyor” le pone luz al océano que los rodea. Arde. North ordena abandonar el buque. Tiene más de sesenta años. Barba muy blanca. Grueso. En Navidad, el ritual: se viste de Papá Noel. Pertenece a la marina mercante. Sabe de guerras. Se fogueó en el Atlántico Norte gambeteando a los Lobos Grises del Tercer Reich. Ahora, en Malvinas.

El portacontenedor Atlantic Conveyor transportando aviones Harrier rumbo a Malvinas. El 25 de mayo de 1982
Día de la Patria, cuando es atacado con un misil Exocet por la Aviación Naval Argentina ya no estaban estas aeronaves a bordo, que habían sido desembarcadas en Asunción, sin embargo había otros pertrechos militares.

Como corresponde, Ian North y Mike Loyard –oficial de la Royal Navy– son los últimos en abandonar el buque, que se hunde quejoso. Loyard se tira de tres metros. North luego. Ganó el mar. Y escribe el almirante Woodward: “Pero algo funcionaba mal. North flotaba demasiado bajo en el agua. Loyard lo tomó por el chaleco salvavidas, haciéndolo subir, pero el ‘Atlantic Conveyor’, con su popa redonda, subía y bajaba siguiendo el movimiento de las amplias olas. Al levantarse arrastraba a los hombres hacia abajo de la popa, antes de caer pesadamente sobre ellos, obligándolos a sumergirse debajo de la superficie”. Y el Atlántico Sur gana la partida: se devora a Ian North. También a 12 tripulantes. Y más tarde al “Atlantic Conveyor”. “Con su precioso cargamento de helicópteros, las futuras pistas de aterrizaje para las cabezas de playa (N. de la R.: la invasión) y todos los repuestos.

Atlantic Conveyor destruido con un misil AM39 Exocet lanzado por un avión  Super Etendard de la Armada Argentina. Foto de la izquierda del capitán del Atlantic Conveyor Ian North muerto luego de arrojarse al mar .

 Las fuerzas terrestres iban a tener que caminar para atravesar la isla Soledad”, reflexiona Sandy Woodward en su apasionante “Los cien días”. Y en “La savia de la guerra” Julian Thompson acota: “Ese hundimiento fue la pérdida más seria para Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas”. Y destaca: “La carga era esencial para llevar la campaña a un final exitoso lo antes posible”.




 Todo sucedió el 25 de mayo del 82. Esa noche, en su camarote, Sandy Woodward escribió en su diario: “¡Maldición, todavía es 25 de mayo. ¿Acaso este maldito día no terminará nunca?”.

El hundimiento del destructor británico HMS Coventry 


El comodoro vgm Jorge Barrionuevo recuerda que aquel 25 de mayo de 1982 se había iniciado con la pérdida del más antiguo de los pilotos, alcanzados por misiles ingleses. Momentos después cuatro aviones FAA A-4C Skyhawk salieron en una misión extrema: atacar al destructor Coventry que estaba posicionado en el Estrecho de San Carlos, junto al HMS Broadsword, dotado de misiles Sea Wolf antiaéreos.


El destructor británico HMS Coventry venía derribando a otros aviones argentinos, incluso a un helicóptero PUMA del Ejército Argentino mientras iba a realizar tareas de rescate de los náufragos del pesquero Narwal el 9 de mayo. Varios avistamientos del lanzamientos de misiles por parte la tropa en tierra sobre Islas Malvinas se decidió neutralizar ese objetivo que finalmente permitieron localizar al infame destructor británico HMS Coventry al norte de las Islas Malvinas.

Aquel 25 de mayo de 1982 cuatro cazabombardero Skyhawks de la Fuerza Aérea Argentina : la primera sección de aviones integrada por el capitán Pablo Marcos Carballo, el teniente Carlos Rinke y la segunda por el primer teniente Mariano Velasco y el alférez Jorge Barrionuevo, todos pertenecientes al Grupo 5 de Caza de la FAA.

Foto izq a der : cap. Carballo, alf. Barrionuevo, ten. Rinke, primer ten. Velasco
Despegaron rumbo a Malvinas primero la sección del capitán Carballo y luego la del primer teniente Velasco.

Todos volaban tan bajo que el radar el radar de los buques británico no podían distinguir entre ellos y la tierra.

Una vez en la zona señalada por los informes de inteligencia, el capitán Carballo y el teniente Rinke avistan y atacan a la fragata HMS Broadsword impactando la bomba lanzada por Carballo sobre el buque rompiendo la nariz del helicóptero Lynx del buque y la cubierta de vuelo donde dejó un gran agujero, aunque el proyectil no explotó.

Helicóptero Lynx de la fragata HMS Broadsword golpeado por la bomba del cap. Carballo


Mientras tanto más atrás venían volando el primer teniente Velasco y el alférez Barrionuevo, este último advierte la presencia de buques a unos 10 o 15 km y alerta por la radio a su jefe : ¨¡ a la izquierda están !¨ dice, al instante el primer teniente Velasco gira su avión hacia esa dirección mientras uno de los buques lanza un misil contra el avión de Barrionuevo que pasa entre los aviones pero no logra detonar.



El primer teniente Mariano Velasco en vuelo rasante y perpendicular al destructor británico HMS Coventry se eleva para darle altura a que las bombas se armen y lanza sus bombas que impactan ¨no menos a 1 metro del agua¨, penetran el casco del buque y detonan en su interior, dejando al buque con incendios y una enorme cantidad de humo. Minutos después el destructor británico se hunde al norte de las Islas Malvinas.

Los dos pilotos pudieron escapar indemnes, juntarse con la sección del capitán Carballo y regresar a la base del continente donde los recibieron con euforia por éxito de la misión.

Desde la base aeronaval Calderón de Isla Borbón, al norte de la Gran Malvinas, personal de la Armada pudo observar con binoculares el ataque y el hundimiento del destructor HMS Coventry.

"Al regresar, vimos a nuestros camaradas recibirnos con vítores y una algarabía fuera de lo común – contó Barrionuevo – y yo pensé que era porque habíamos vuelto los 4 con vida, después de haber sufrido ya varias bajas. Pero no era por eso. La información que ya tenían los altos mandos argentinos era que el Coventry se había hundido en menos de 20 minutos, con lo cual se puede decir que nuestro ataque tuvo una certeza extrema y significaba un gran golpe estratégico".

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