viernes, 25 de enero de 2019

Malvinas : el soldado que cayó buscando alertar a sus compañeros del avance enemigo


Malvinas: la historia del soldado que cayó buscando alertar a sus compañeros sobre el avance británico

Rubén Horacio Gómez es uno de los héroes argentinos caídos en Malvinas identificado recientemente en el cementerio de Darwin.

El soldado Rubén Horacio Gómez tenía 18 años cuando cayó en una avanzada de la batalla de Darwin-Pradera del Ganso.

Así lo recordó subteniente Peluffo años más tarde:

"El 28 de mayo de 1982 a las 0800 horas, mi sección se encontraba ocupando una posición defensiva en las alturas Norte del Cerro Darwin; durante toda la noche habíamos recibido fuego de artillería sobre la posición y observado el combate por el fuego que libraba la compañía "A" del RI 12, al Norte de la embocadura del Istmo de Darwin que conducía hacia la salida, y posteriormente a Ganso Verde, el asentamiento isleño más importante de la zona".

"De pronto, el Sargento 1° Jumilla se aproxima y nos informa que en el frente de las secciones se divisaban tropas desplazándose en actitud ofensiva, por lo que de inmediato ordeno que dos hombres se adelanten para observar si dichos efectivos pertenecían al enemigo o a las propias fuerzas que se replegaban, tarea que les fuera encomendada al Cabo Miño con el Soldado Rubén Gómez", siguió el militar.

Y reveló el instante de la muerte de sus hombres: "Todo era muy confuso, pues en esos momentos también recibíamos fuego de mortero sobre la posición, arrastrándose los integrantes de la sección hasta sus pozos de zorro. El combate cercano había empezado y nuestras ametralladoras hacían fuego sobre los efectivos ingleses que buscaban refugio en una barranca próxima a la playa, desde donde continuaban batiéndonos con fuego de morteros. En esas circunstancias la sección supo que el Cabo Miño y el Soldado Gómez, al aproximarse, habían sido muertos por el enemigo".

Hoy José Alberto Gómez, uno de sus 9 hermanos, junto a su esposa Agueda Maciel, sus hijos Natalia, Maira y José Ramón, recibieron la noticia que tanto habían esperado: Rubén Horacio Gómez, que durante 36 años había yacido bajo una placa que rezaba Soldado argentino solo conocido por Dios, finalmente había recuperado su identidad.

Rubén Gómez de una familia muy humilde, su mamá Elvira Amarilla murió cuando cuando él apenas tenía 9 años. "Hay que salir a juntar si queremos comer", les dijo su padre Juan Gómez con resignación, viudo a cargo de 10 hijos, y con la certeza de que ya nada sería igual en la familia.

Había cursado la primaria en la Escuela 454, que hoy lleva su nombre. Antes de terminar séptimo grado ya repartía diarios con su hermano José, y había comenzado a trabajar en la desmotadora de algodón "Voloj hermanos" para poder llevar un poco de pan a la mesa familiar.

Pocos días antes de partir hacia la guerra Rubén salió del cuartel y pasó por su humilde casa familiar para despedirse. "Cuando vuelva me caso", les anunció a sus hermanos con una sonrisa y la certeza de que luego de cumplir con la Patria podría cumplir con la promesa que le había hecho a su novia, el primer gran amor de su vida.

"Vamos a esperarte 'papi'" -así lo llamaban- le dijeron sus hermanos. Y así lo hicieron. "Mi papá en el fondo de su corazoncito como no sabía dónde estaba el cuerpo y nunca le habían contado cómo había muerto, lo siguió esperando hasta hoy", afirma con emoción Natalia, su hija.

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