viernes, 12 de abril de 2019

Un argentino le devolvió el casco a la familia de un soldado caído en Malvinas


Matías Picchio es un argentino que vive en Reino Unido y recupera en subastas, los cascos de los soldados argentinos que combatieron en Malvinas y los restituye, a sus dueños o familiares

El benefactor argentino compró el casco en una subasta. Pertenecía al conscripto Rafael Barrios, un soldado caído en Malvinas, nacido en Corrientes y se lo devolvió a sus familiares.

Matías Picchio, un argentino que hace tiempo está radicado en Europa, pero que con frecuencia regresa al país para visitar a sus familiares. Vio en el archivo web el artículo sobre el ex combatiente correntino y decidió buscar al hermano, Félix, quien vive en Corrientes.

“Sentí una gran alegría cuando me lo dijo: es sin dudas una reliquia. Me emocionó mucho saber del caso”, contó Félix acentuando cada palabra para evitar que la emoción cortara su voz.

Picchio explicó el caso sin muchos rodeos y con un tono particular, entre su castellano natal y el inglés británico que adquirió después de tantos años de vivir en Gran Bretaña. Luego, con el número de teléfono del hermano del soldado fallecido Rafael Barrios, se contactó con él y llegaron a un acuerdo en Buenos Aires donde concretó la entrega del casco con el que Rafael combatió en Malvinas y que fuera rescatado en una subasta en Inglaterra.

El soldado Rafael Barrios era un conscripto correntino que falleció en la guerra de 1982 y su cuerpo quedó en Malvinas. El año pasado, fue uno de los casos analizados en el marco del programa de identificación de los restos inhumados en el cementerio de Darwin, en tumbas con la frase: “Soldado sólo conocido por Dios”. Sin embargo, los análisis de ADN de las muestras tomadas a su familia, dieron negativo en una primera fase del proceso identificatorio. “Quedan muy poquitas, rogamos que nuestro hermano descanse en alguna de las que quedan”, manifestó Felix Barrios.

Matias Picchio recuperó y devolvió dos cascos de soldados de Malvinas y quiere devolver más

Su madre viajó también en 1985. “Eligió una cruz del cementerio, la abrazó, y le pidió a Dios por el descanso de mi hermano. Cuando viajé en 2018 hice lo mismo, le puse los paños y prendí una velita. Sería muy importante para nosotros encontrarlo en el verdadero lugar donde descansa”, explicó. “Mi mamá me contó: me hice dueña de una cruz y lo abracé. Yo hice lo mismo”, relató.

Mientras tanto, llegó la sorpresa del casco, en una fecha muy especial.

El héroe

Rafael nació y se crio en Ramada Paso, cerca de la localidad de Itatí. Era el mayor de siete hermanos y cuatro hermanas. De joven trabajó en la chacra familiar y luego realizó tareas de albañilería en pueblos del Norte de la provincia, hasta que en 1982 le tocó el servicio militar. En Malvinas luchó hasta el final y fue uno de los 649 argentinos muertos en el conflicto bélico.

La muerte del soldado Rafael Barrios según lo atestigua uno de sus compañeros.

Raúl Vallejos un veterano de Malvinas, chaqueño de 49 años durante el conflicto de 1982 estuvo afectado al Regimiento 12 de Infantería al mando del subteniente Leonardo Durán. El pelotón servía de apoyo a las tropas en combate. Una noche de fines de mayo fueron emboscados cuando llegaban como refuerzo en las costas de Puerto Darwin. Los nueve combatientes debieron saltar del helicóptero a metros del suelo y replegarse hacia el mar, pero los británicos los interceptaron, hirieron a algunos, y los llevaron detenidos a unos galpones en Goose Green donde había cerca de 400 argentinos presos.

Según consta en una investigación posterior, los británicos les exigieron tareas riesgosas, y ante la negativa, hubo amenazas de dejarlos a la intemperie sin comida, lo cual era, en sí, una sentencia de muerte.

“Al tercer día pidieron 20 soldados para recoger un muerto en el campo de batalla –recordó Vallejos–. A las tres horas piden 20 soldados más para recoger unos cajones de municiones que estaban ahí, a 300 metros. Empezamos a cargar y cuando faltaba poco para terminar la parva, se va un soldado, levanta el cajón y sale, yo voy por atrás y el que venía atrás mío, va, levanta el cajón y ahí explota.”

La detonación mató al instante a los soldados Martín Flores y Rafael Barrios. José Ferraú quedó incendiado con napalm, y alguien vio que un sargento inglés lo ultimaba de un disparo. Raúl Vallejos, Ángel Urban, Ricardo Pinatti y Ricardo Jakinsuk resultaron gravemente heridos, al igual que Gerardo Fernández, Luis Espinberger, Hugo Duarte, Franciso Ocampo, Víctor Rodríguez y el mismo Durán.

Soldado Rafael Barrios muerto en Malvinas siendo prisionero de guerra

Los detenidos de mayor rango presentaron un acta de queja ante los ingleses para denunciar que habían sido obligados a realizar “una actividad no contemplada por la Convención de Ginebra”, con fecha del 1 de junio de 1982.

El relato sigue: “Cuando escuché la explosión, lo único que dije fue ‘¡Ay mi Dios!’ Lo que casi me ahogó era el humo, porque en ningún momento perdí el conocimiento. Cuando me quise arrastrar miro la pierna: estaba todo cortado. No tenía fuerza, el dedo de la mano estaba todo colorado. No sentí dolor, sentí que me estaba quemando, nada más.

Vinieron los ingleses, me hicieron el torniquete y me llevaron en helicóptero al buque
Canberra. Ahí me hicieron la primera curación.”

“Cuando me miro tenía todo hecho pomada, y vomitaba sangre, me tocaba las orejas y me salía sangre por las orejas, por los ojos”, relató Ricardo Pinatti en un documental hecho por ex combatientes. “Me levanto y miro para todos lados y veo a un inglés que me dice que entre, porque eso seguía reventando.”

“Yo sabía de que estando prisioneros no teníamos que hacer esa clase de trabajo. Una limpieza podría ser, pero no esa clase de trabajos peligrosos”, reflexionó Ángel Urban en el mismo video realizado en Chaco, donde viven los tres.

El recuerdo de su familia

“Nos acordamos de él todos los días y los 2 de abril son muy especiales: es un recordatorio muy triste en el corazón, pero muy fuerte en el alma, con la frente levantada, porque entregó su vida por la Patria”, indicó Félix.

“Así lo recordamos todo el año y siempre le estoy rezando a mi Virgencita por su eterno descanso, en paz, y para que podamos continuar la búsqueda e identificación de su cuerpo. Todavía quedan unos diez casos por analizarse”, concluyó con la esperanza intacta, pero también con una alegría al saber que pronto recibirá una reliquia para seguir perpetuando la memoria del soldado correntino caído en Malvinas, su hermano Rafael.

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