Argentina evalúa construir un submarino nuclear
El proyecto prevé el desarrollo de un reactor nuclear
compacto para la propulsión de un submarino y se aprovecharía la estructura del
ARA Santa Fe, el sumergible tipo TR-1700, similar al ARA San Juan y cuya
construcción fue abandonada hace 25 años, cuando se había completado en un 70
por ciento.
El armazón de este submarino se encuentra, desde mediados de
los 90, en los astilleros del Complejo Industrial y Naval Argentino (Cinar), y
para el avance del proyecto se deberían destinar 5 millones de dólares en los
próximos tres años.
La iniciativa tomó estado público anteayer en la Cámara de
Diputados, en un plenario de las comisiones de Defensa y de Ciencia y
Tecnología, en el que se resolvió pedir informes al Poder Ejecutivo para que
explique la viabilidad y ejecución del proyecto.
La posibilidad de que la Argentina construya un submarino
nuclear, en momentos en que Brasil impulsa desarrollar uno propio, sorprendió
en las Fuerzas Armadas, que aún esperan del Gobierno una respuesta a los
reclamos por el magro aumento salarial anunciado el mismo día en que el
proyecto del reactor nuclear se analizaba en el Congreso.
Como resultado, ambas comisiones acordaron requerir al
gobierno de Mauricio Macri que informe si "se prevé utilizar los estudios
realizados y concluidos en el Centro Atómico Bariloche para el desarrollo de la
ingeniería conceptual y básica de una planta de propulsión nuclear para un
submarino tipo TR-1700".
Entre los marinos expertos fueron consultados los
contraalmirantes retirados José Luis Pérez Varela, gerente del Proyecto
Submarinos de Tandanor, y Carlos Castro Madero. Además expusieron sus opiniones
el historiador naval Ricardo Burzaco, especialista en submarinos y director de
la revista Defensa y Seguridad-Mercosur, y Horacio Calderón, exrepresentante
del astillero Domecq García, que había participado en la construcción del ARA
Santa Fe y fue desmantelado en los años 90.
Respecto del submarino inconcluso, se estima que hay partes
suficientes para terminarlo y que podrían importarse otros componentes, además
de actualizar los sistemas de sensores pasivos y activos.
El diputado Carlos Gastón Roma (Tierra del Fuego-Pro)
recomendó incorporar el proyecto al presupuesto para "permitir un
desarrollo de las condiciones de factibilidad".
Básicamente, se analizará si es viable utilizar la
estructura del ARA Santa Fe para transformar el diseño de propulsión diésel
eléctrica a nuclear. Se trataría, sin embargo, de una propulsión híbrida:
eléctrica y nuclear. "El reactor puede servir, además, para un rompehielos
y para cualquier otro tipo de buque", añadió.
En el desarrollo del proyecto y en la construcción se prevé
que intervengan el Invap y la Armada, teniendo en cuenta el modelo brasileño.
La discusión no es menor en materia de costos. Los 5
millones de dólares que se requieren para el avance del proyecto serían para
completar el estudio de factibilidad.
Luego llegará el turno de inversiones mayores. "Para ponerlo en el agua habrá que pensar en una inversión de US$500 millones"
Al margen del empeño de Brasil, que ya tomó una decisión
política para avanzar en esta tecnología, los países que cuentan con submarinos
nucleares son China, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la India. La
Argentina aspira a sumarse a este selecto grupo, en medio de las fuertes
restricciones presupuestarias que limitan a las Fuerzas Armadas.
El objetivo es ponerlo en el agua en el año 2025.
Un proyecto ambicioso
Objetivo: Un grupo de ingenieros del Centro Atómico
Bariloche trabajó en el desarrollo de un reactor nuclear para incorporarlo al
ARA Santa Fe, un submarino que quedó inconcluso
Costos: Las primeras estimaciones indican que poner un
submarino nuclear en el agua en 2025 requeriría una inversión de US$500
millones. Y el avance inmediato del proyecto exigiría US$5 millones en los
próximos tres años.
Homónimo: El ARA Santa Fe lleva el mismo nombre que el
sumergible clase S-21 utilizado en la Guerra de Malvinas y capturado por los
británicos.
Antecedente: El proyecto del submarino a propulsión nuclear
fue impulsado en la gestión de la exministra de Defensa Nilda Garré. Se opuso
el entonces canciller Jorge Taiana porque el proyecto podría generar irritación
en el gobierno de EE.UU.
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