Foto del suboficial Julio S. Castillo ( centro al frente ) junto a sus camaradas del Ejército Argentino en Malvinas |
Suboficial Julio Saturnino Castillo el héroe que murió
defendiendo a sus camaradas en Malvinas
La historia del suboficial Julio Saturnino Castillo, el héroe
que murió en acción por defender a dos camaradas. Recibió la condecoración más
alta que se otorga en el país.
Entre los 90 soldados argentinos identificados en las tumbas
"NN" de Darwin, en las islas Malvinas, está un santiagueño que
recibió una de las máximas condecoraciones por su arrojo durante el conflicto.
Julio Saturnino Castillo eligió combatir en las islas, aunque una enfermedad se
lo impedía. Su insistencia le permitió volver al servicio y combatir con sus
camaradas, hasta que un proyectil por la espalda acabó con su vida, en momentos
en que auxiliaba a dos compañeros de un ataque de los ingleses. Una historia de
arrojo y valor, que merece ser recordada.
El suboficial Julio Saturnino Castillo, nació en El Malacara
(Avellaneda), Santiago del Estero, y una serie de ataque epilépticos sufridos
ya en la isla, le impedían entrar en combate. El valiente suboficial Castillo
de 39 años, padre de dos hijos, se las rebuscó para acudir como voluntario.
Recuperado de sus ataques, su superior quería enviar al
suboficial segundo Castillo, integrante del cuerpo de Infantería, de regreso a
su hogar; pero el suboficial Castillo, empeñado en defender a su país,
respondió: "Señor, de aquí no me quiero ir hasta que hayamos terminado de
hacer lo que teníamos que hacer... luchar". Así lo refleja el registro de
testimonios de testigos.
Su muerte fue una de las más famosas de la guerra: el 14 de
junio se encontraba en el Monte Tumbledown junto con la Cuarta Sección de
tiradores de la Compañía Nácar, que intentaban contener el avance de la Guardia
Escocesa.
Mientras se encontraban en un montículo rocoso, aparecieron
por detrás un grupo de soldados británicos que empezaron a disparar, y luego a
agredirlos a bayonetazos. Castillo observó cómo estaban hiriendo al cabo
segundo Amílcar Tejada y al conscripto dragoneante José Luis Galarza, cuando
decidió intervenir.
"¡Inglés hijo de puta!", le gritó a uno de los
soldados británicos que atacaban a Galarza. Luego salió de entre las piedras
para interrumpir el ataque, pero fue alcanzado por un disparo en su espalda.
Castillo fue galardonado por la Nación argentina con la Cruz
al Heroico Valor en Combate, la condecoración más alta que se otorga en el
país, por "... Rechazar en forma individual y por propia iniciativa, el
ataque de una fracción enemiga produciéndole severas bajas, posteriormente
perseguirlas y continuar combatiendo en permanente y ejemplar actividad de
arrojo hasta ofrendar su vida" .
A más de tres décadas de su muerte, sus restos fueron
identificados por la Cruz Roja Internacional y el Equipo Argentino de
Antropología Forense. Desde ahora, su epitafio cambiará la leyenda
"Soldado argentino solo conocidos por Dios", y llevará su nombre y
apellido.
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