La historia de Omar René Tavarez, un entrerriano de cuna,
tiene su pequeña historia que hace a la gran historia de lo que fue la ingrata
Guerra de Malvinas. Su participación en el archipiélago fue cumpliendo su
función de músico como corneta de orden del Regimiento 25 de Sarmiento,
provincia de Chubut.
Pero consumada la rendición de las tropas argentinas, aquel 14 de junio, un oficial inglés -Tony Banks- le retuvo su instrumento y con él una parte de su vida. Después de 28 años se volvieron a ver y fue para que aquel veterano de guerra inglés pusiera de nuevo en sus manos aquel estuche con la trompeta, -que sin estar convencido de hacerlo- le había quitado en la guerra.
Omar Tavarez estuvo en Laprida el fin de semana pasado
participando en las EP Nº 3 y Rural Nº 19 con motivo del aniversario del paso a
la inmortalidad del General San Martín. Compartió un almuerzo con un grupo de
integrantes del Movimiento Sarmartiniano y previo a ello contó sus vivencias a
esta Agencia y Cablevisión.
Tiene en su memoria cada minuto de aquel desembarco, cada
lazo de viento que dio en su cara. Su primera intervención musical se hizo
escuchar al pisar las Islas en la zona del aeropuerto, interpretando Diana de
gloria que expresaba un momento de alegría, cuenta. Ya en Puerto Argentino su
trompeta lo acompañó portando y llevando diariamente con orgullo la bandera
argentina hasta la casa del Gobernador y en su toque de izamiento y arrío, el
frío se cortaba con la activas notas de la Marcha Regular, que generaba por
esos días la mirada de los malvinenses.
En pleno conflicto el momento más difícil que vivió fue el
1º de mayo de 1982 cuando se acentuó el bombardeo británico sobre el
aeropuerto, que lo sorprendió junto con cuatro soldados en un galpón pegado a
la pista, con la suerte que los impactos de los aviones ingleses no dieran en
el blanco sino en la pista. "Temblábamos porque ahí nos dimos cuenta lo
que era una guerra", relata.
Ese fue el punto de partida al que consideró "un
infierno", porque en esa corrida por la vida y al igual que en la letra de
la marcha de San Lorenzo "y el clarín estridente sonó, y a la voz del gran
jefe a la carga ordenó" aquel día y cumpliendo órdenes del Jefe del
regimiento, Omar volvió a hacer sonar ese clarín para comenzar a combatir.
Y aquella trompeta estuvo también junto con él en el
cementerio de Puerto Argentino para despedir con un minuto de silencio a cuatro
compañeros fallecidos. "Solo Dios me dio impulso para tocar la melodía más
difícil para un trompetista -Silencio- porque era una emoción muy grande que
invadía y tuve que sacar fuerza para que la trompeta sonara y se
escuchara", dice.
"28 años después: esto es tuyo hermano"
La segunda parte de su historia comienza en la finalización
del conflicto y transcurrió luego de aquel tan temido viaje como prisionero en
la bodega del "Nortland", sin saber el destino y, que en alta mar
-recuerda- abrió sus compuertas para ser por un instante la más oscura de las
señales para aquellos jóvenes de 18 y 19 años arrestados.
En el arribo a la costa al subir el oficial Tony Banks, del
grupo de paracaidistas británicos, cumpliendo órdenes de un superior, en la
requisa le arrebató a Narvaez el estuche con su trompeta aquel 14 de junio.
Nadie imaginó que este hecho los terminaría uniendo en el
tiempo: René lamentando cada día la pérdida de su compañera de guerra y a Banks por aquel fantasma del remordimiento que lo acosó, al sentir en aquel momento,
quitarle a un músico algo que era una parte de su vida.
De regreso a su país el militar escocés dejó el instrumento
como trofeo de guerra en un museo durante 15 años y al cerrarse por la muerte
de su dueño, reclamó la trompeta y su estuche, solicitando expresamente que le
repusieran el faltante, que era la libreta que estaba en su interior con las
partituras y el nombre del aquel soldado argentino.
Con la duda siempre sobre el destino del dueño original de
la trompeta, Banks -que es hoy multimillonario-, decidió iniciar la búsqueda
por saber si aquel soldado vivía o no. Tiempo después contrató al periodista
independiente de Irlanda Jeff Farrell, para que lo buscara en la Argentina
solamente por el número de la trompeta. Esto demandó casi tres meses de
investigación y ya casi resignado Farrell en registros del ejército por
inventario encontró a su dueño.
El 14 de junio de 2010 a las 14.05 cuando se cumplían 28
años de la rendición, ambos cerraron aquella dolorosa etapa de sus vidas y ese
emotivo encuentro fue en la casa de Tavarez en Moreno, en una jornada que
paradójicamente hacia frío, llovía y a esa escenografía se acoplaba la niebla.
"Mi señora lo recibió en la puerta, se saludaron y se
dirigió hacia mí para decirme "Esto es tuyo hermano, ahora si voy a poder
morir en paz. Pero hay algo más, dice, y metiendo la mano en su bolsillo extrajo
y devolvió mi libreta".
Fraternal saludo de los veteranos de guerra de Malvinas Omar R. Tavarez y Tony Banks |
Aquella trompeta volvió a sus manos reluciente, con el mismo
lazo verde y a pedido de aquel soldado del Reino Unido, volvió a sonar intacta
y dominante. "Esto fue para mí un momento muy fuerte, porque aquella tarde
brindamos por la paz con agua", recordó René con un brillo particular en
su mirada, dejando emotivamente sostenidas en el final de la entrevista,
aquellas tres melodías que sonaron en los momentos más importantes y más
tristes de nuestras Islas Malvinas.
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