Son 104 los restos de los héroes argentinos identificados de
Malvinas
Fabricio Carrascull, oriunodo de Hernando, Córdoba, cayó en
combate el 28 de mayo de 1982 en la sangrienta batalla de Pradera del Ganso.
Su madre que buscó a su hijo durante más de tres décadas. Ella recuerda haberlo despidió emocionada el 2 de febrero de 1982. "Lo incorporaron al Regimiento 25, en Chubut. Tuvieron 20 días de instrucción y después los mandaron a la guerra", recordó.
Su padre Joaquín Nelson Carrascull pudo verlo un mes
después. Viajó al sur con un cuñado que tenía una concesionaria Ford y había
vendido tres camionetas en la provincia patagónica. El hombre manejó hacia el
sur y llevó una camarita para sacar algunas fotos junto a su hijo. El chico le
pidió la cámara y él se la dejó con algunos rollos. Nadie pudo imaginar en ese
entonces que solo unos meses después Fabricio estaría luchando en una guerra.
Subteniente Roberto Estévez |
El valiente oficial supo que aquella era una misión sin
retorno. Y arengó a su tropa antes de ponerse en marcha. Llegaron a la madrugada,
bajo un intenso fuego de artillería. Era el sacrificio que tenían que hacer
para evitar la caída de la posición de Darwin-Pradera del Ganso y "para
evitar la presión del enemigo sobre la Compañía C del Regimiento 12 de
Infantería", le dijeron los altos mandos.
Fabricio y sus compañeros tenían que recomponer esa primera
línea de ataque. "Sé que la misión que le imparto sobrepasa sus
posibilidades, pero no me queda otro camino", dijo el oficial superior.
Y entonces el chico de Hernando escuchó los gritos de
Estévez que les decía: "Soldados, en nuestras capacidades están las
posibilidades para ejecutar este esfuerzo final, y tratar de recomponer esta
difícil situación. Estoy seguro de que el desempeño de todos será acorde a la
calidad humana de cada uno de ustedes y a la preparación militar de que
disponen".
Finalmente, todos los integrantes de la fracción, escucharon
la orden: "¡Seguirme!". Y solo
un rato después estuvieron en medio del feroz combate.
Regimiento de infantería 25 que participaría heroicamente en la batalla de Darwin- Pradera del Ganso. Centro de la foto el subteniente Roberto Estévez junto con sus camaradas en Darwin. |
Estévez fue herido en una pierna y luego en hombro.
"¡Me pegaron de nuevo, cabo Castro no abandone el equipo de comunicaciones
y continúe dirigiendo el fuego de artillería…!", fue su última orden antes
que un impacto en la cara terminara con su vida.
"Soldados, el teniente está muerto, me hago
cargo", gritó Castro, un instante
antes de ser alcanzado por una ráfaga de proyectiles trazantes.
Y entonces Fabricio Carrascull, con sus 18 años y sus 20
días de instrucción, tomó la radio en medio de los disparos y los estruendos de
mortero y gritó: "¡Murió el teniente, murió el cabo! ¡Me hago cargo! Nadie
se mueve de su puesto, economicen la munición, apunten bien a los blancos que
aparezcan".
El joven alegre, que amaba el fútbol, la música de León
Gieco, el que hacía reír a su familia, el que tarareaba Las grasas de las
capitales de Serú Girán en las islas, ya no sonreía. Con la radio en su mano
impartía órdenes para seguir combatiendo a un enemigo que los superaba en
hombres y en armas.
"Los ingleses se repliegan, los hemos detenido y los
obligamos a retirarse. ¡Viva la Patria!", sintieron sus compañeros que
gritaba, cuando los ingleses se movieron en retirada. En ese instante un
preciso disparo le dio en la cabeza. Fabricio cayó en la trinchera junto a la
radio con la que había dirigido a sus compañeros.
Fue el 28 de mayo de 1982. Su cuerpo, junto a los de sus 38
compañeros que murieron en esa batalla, quedó sobre la turba. En el bolsillo de
su pantalón de combate encontraron la cámara de fotos que le había dado su
padre y dos rollos. Los británicos se la llevaron. El subteniente Gómez
Centurión cavó la fosa junto a otros de los militares que habían caído
prisioneros del 2° Batallón de Paracaidistas y la 5ta Brigada de Artillería
británicas.
Ocho días después del combate los enterraron en una fosa
común. Tres oficiales ingleses y tres argentinos rindieron honores. Un
sacerdote argentino -el padre Mora- y un capellán inglés -David Cooper-
hicieron una oración por los caídos. Allí clavaron una precaria cruz de madera,
donde un oficial talló: "39 cuerpos argentinos".
Años más tarde, Eric Langer, un amigo de Fabricio y veterano
de guerra, viajó a las islas junto a otros familiares de Malvinas. Alquilaron
un jeep y le pidieron al isleño que los condujera a Darwin. Langer llevaba un
pasamontañas, como el que había usado durante la guerra.
El chofer lo miró muy fijo y de pronto comenzó a llorar.
Conmovido, de un cajón de su casa sacó una fotocopia color que tenía una imagen
que Eric pudo reconocer de inmediato: era él, vestido de combate, durante la
guerra de 1982 y con su pasamontaña. Era la foto que le había sacado Fabricio
con su camarita.
El isleño contó entre lágrimas que algunos soldados ingleses
habían regresado a las Malvinas para conmemorar los 25 años de la guerra. Y un
ex militar le dejó esa imagen: "Cuando venga algún argentino,
dásela", le pidió. Ucha guarda la
foto que sacó su hijo como un tesoro.
Madre del soldado Carrascull |
El soldado Carrascull fue condecorado con la medalla de la
Nación Argentina al valor en Combate. Y desde hoy su madre sabe que yace en la
tumba D.B.2.17 del cementerio de Darwin. Ya no tendrá que buscarlo.
Eleanor Carrascull, hermana de Fabricio, en el Espacio de la
Memoria donde recibió la notificación
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