El pesquero Narwal pertenecía a la Compañía Sudamericana de Pesca S. A. y operaba en aguas argentinas desde el 16 de febrero de 1975. El 9 de mayo de 1982 el Narwal realizaba tareas de inteligencia para el Comando de Operaciones Navales en aguas próximas a Malvinas.
A bordo del pesquero Narwal viajaba el teniente de navío, Juan Carlos González Llanos. Éste tripulante era un oficial de inteligencia naval encargado de transmitir información de la ubicación de la flota británica, a través de mensajes codificados a la inteligencia militar argentina ubicada en el continente. Llanos siempre iba vestido como pescador para permanecer de incognito.
El 9 de mayo de 1982 el pesquero Narwal, se hallaba dentro de la zona de
exclusión, decretada unilateralmente por Gran Bretaña. Desde el destructor
británico HMS Coventry se ordena a dos aviones Sea Harrier -que estaban observando al buque- atacar al pesquero argentino. Las aeronaves
británicas atacan al inerme buque con bombas y cañones de ametralladora, con los que
también le disparan a las balsas de los sobrevivientes que abandonaron al maltrecho pesquero atacado.
En las proximidades del buque atacado quedaron orbitando aviones
Sea Harrier, en altura, realizando una Patrulla Aérea de Combate (PAC), en
espera de que algún equipo de rescate argentino acudiera a su ayuda para
también atacarlo.
Cuando el buque estaba
parcialmente abandonado por la tripulación, fue abordado por personal de comandos
de la Marina Real Británica que descendieron de un helicóptero (Lt Cdr Pollok
del 846 Sgdn Hermes), para capturarlo.
El Narwal se hundió al día siguiente , cuando era remolcado.
De su tripulación, veinticinco marinos fueron tomados prisioneros, uno resultó
fallecido, y doce heridos.
En el ataque al Narwal resultó muerto el contramaestre Omar Alberto Rupp, tras perder la pierna derecha y parte de la izquierda tras por el ametrallamiento de un avión británico Sea Harrier. Murió sin conocer a su hijo ya que su esposa dio a luz en el momento de la partida. Sus últimas palabras fueron de recomendación a sus compañeros para que cuidaran de su familia.
En el ataque al Narwal resultó muerto el contramaestre Omar Alberto Rupp, tras perder la pierna derecha y parte de la izquierda tras por el ametrallamiento de un avión británico Sea Harrier. Murió sin conocer a su hijo ya que su esposa dio a luz en el momento de la partida. Sus últimas palabras fueron de recomendación a sus compañeros para que cuidaran de su familia.
Tras el hundimiento del pesquero y luego de que su tripulación
fuera tomada prisionera por los ingleses, al
teniente de navío, Juan Carlos González Llanos lo separaron
inmediatamente y le dijeron: "Usted es el teniente de navío González
Llanos, ¿no?". Tiempo después se dijo que un diario de Mar del Plata había
publicado una lista con los pesqueros que colaboraban en la guerra. Y, el
Narwal figuraba en esa lista. Se cree que los británicos también hacían mucha
inteligencia y tal vez hayan usado ese artículo periodístico para investigar y
detectar la misión del Narwal, ya que sabían todos los detalles de la
tripulación y conocían el nombre y la fisonomía del militar que iba disimulado
entre los pescadores.
La heroica tripulación que fue al rescate
La Fuerza Aérea Argentina informó al gobernador de las Islas
Malvinas, el General Menéndez, este hecho y le manifestó que mientras los
aviones enemigos estuvieran en la zona, no se enviarían helicópteros a
rescatarlos. Ante esta decisión y luego de una fuerte discusión, ordenó que un
helicóptero Puma del Ejército Argentino acudiera de inmediato al rescate. El
helicóptero elegido para la misión fue el SA Puma AE- 505 que estaba tripulado por los tenientes primero Mario
Fiorito, Juan Carlos Buschiazzo y el sargento Raúl Dimotta, y que despegó rumbo a la
zona del ataque al Narwal.
Se realizó un seguimiento con el radar del vuelo del
helicóptero, aproximadamente a los cuarenta minutos de vuelo, este desapareció
de la pantalla. El helicóptero Puma fue derribado por un misil Sea Dart lanzado
por el destructor británico HMS Coventry, matando a todos sus tripulantes. El
mismo buque británico también se cobraría la vida de otros pilotos de la Fuerza
Aérea Argentina, como los capitanes García del G4C y Palaver del G5C, hasta que
su posición fue descubierta y atacado por aviones A-4B Skyhawk del Grupo 5 de
Caza que lo hundieron el 25 de mayo de 1982, Día de la Patria.
Relato del maquinista del Narwal, señor Feliciano Miño
En Mar del Plata subió un oficial de la armada, creo que de
inteligencia, nosotros no lo supimos hasta que comenzó el ataque; allí recién
se identificó. Ibamos en apoyo de algún eventual salvamento, o simplemente,
estimo, para observar los desplazamientos bélicos en la zona. Eramos un total
de veinticuatro hombres plenamente consustanciados en la tarea de hacer algo
por nuestra tierra, queríamos que nuestros hijos estuvieran al margen del yugo
impuesto por los piratas ingleses. Todos sabíamos que nos jugábamos la vida en
la empresa, lamentablemente se perdió una vida y muchos heridos. A nadie escapa
que durante la guerra cayeron muchos de nuestros soldados, pero también hubo
bajas entre la población civil, que de una manera u otra hacía lo suyo contra
el enemigo. De los nuestros cayó Omar Alberto Rupp, el contramaestre que murió
sin conocer a su hijo, ya que su mujer tuvo familia cuando navegábamos. Llevaba
un triciclo a bordo como regalo para el pequeño, y, al momento de morir, nos
pidió que cuidáramos de su familia. Murió en la cubierta con la pierna
izquierda destrozada por la metralla de los aviones.
El oficial de marina se identificó como Juan Carlos González
y gracias a él pudimos salvar la vida. Esa mañana estábamos navegando y si se
podía pescábamos algo, estábamos cerca de la flota inglesa, escuchábamos los
cañonazos. Ese domingo 9 de mayo, eran aproximadamente las 09:00 hs, estaba
lluvioso y frío, con mar seis o siete, medio agitado y descansábamos mientras
navegábamos pero siempre alertas. De pronto, se sintió un impacto en la popa,
que atravesó varios compartimentos y en el camino hirió gravemente a Omar que
se hallaba en el taller de electricidad.
El Narwal era un buque de 350 toneladas, de sesenta metros
de eslora y diecisiete de manga; un barco chico. Yo estaba en la cucheta cuando
nos impactaron, creo que fue un misil, enseguida, y después de un instante de
zozobra comenzó el griterío. Lo vimos a Rupp gritando, con una pierna menos. El
enfermero Gómez hizo las primeras curaciones, pero era imposible hacerle un
torniquete para parar la hemorragia, dado que la pierna había sido arrancada
casi desde la ingle. Le dieron morfina para atenuar el sufrimiento y alguna
bebida, pero debía de ser insoportable.
Estuvo unos cuarenta minutos en cubierta, a pesar de que los
aviones ingleses continuaban pasando y tirando. Nosotros no teníamos ningún
arma para defendernos, era tanto nuestro miedo, que algunos nos metimos en la
cocina y cubrimos nuestras cabezas con las ollas. Una cosa es contarla, y otra
es vivirla.
Yo me quedé sin aceite para la máquina pero seguíamos igual,
quedé a cargo de la máquina y paré el generador cuando comenzó a entrar el agua,
estaba con Wens y era lo único que podía hacer. De mis compañeros del Narwal,
recuerdo a Bussed, Carballo, Domínguez, Esquivel, Fabiano, López, Lucaiolo,
Ferrero, Fulgenzi, García, Solca, Gómez (Juan y Norberto), Merino, Reinoso,
Rodríguez, Zaragoza, Zelasco, los uruguayos Chandot y Jesús Morales, y el
paraguayo Wagatta. Tratábamos de tapar los orificios más grandes con lo que
podíamos, era imposible achicar normalmente, las balas seguían atravesando el
barco pero flotábamos.
Ya se había dado la orden de abandonar el barco. Eramos un
blanco fijo y los aviones no cesaban en su afán de destrozarnos, aún a
sabiendas que no teníamos con qué responderles; me acuerdo que me lancé a una
balsa con unos compañeros y allí apareció ese maldito avión, nos ametralló impiadosamente,
de milagro no nos mató a todos, pero la balsa de caucho, se hundió en segundos.
Algunos trataban de desarmar las puertas para usarlas como flotantes, había
peligro de tiburones ya que es una zona donde habitualmente se pueden
encontrar. Eramos una docena de heridos, sufrí el impacto de las esquirlas de
la metralla en el ojo y la mano izquierda. A Zaragoza lo hirieron en la
columna, y aún tiene la esquirla.
Minutos más tarde aparecieron aviones y helicópteros Sea
King. Pero ya no nos atacaron, los primeros aviones, luego del ataque inicial
nos ordenaron por radio variar el rumbo, pero no les hicimos caso, estábamos en
aguas argentinas y nadie nos podía hacer cambiar el curso, después de varios
ataques quedamos al garete, ya no podíamos hacer nada más. Estábamos sin timón,
sin radio y con peligro de hundirnos en cualquier momento ante un nuevo ataque.
Ametrallaron un generador auxiliar que pusimos en cubierta
para tener luz y atender a los heridos. Ya no había nada que hacer. Los
ingleses nos rescataron luego de estar unos veinte minutos tratando de
mantenernos a flote en medio del agua que estaba muy fría, con una lluvia que
nos calaba hasta los huesos. Fui el segundo al que rescataron los helicópteros,
vi que en un costado decía USA pero tenía muy poca visión por las heridas; nos
llevaron a un barco y, posteriormente, al Invincible.
Nos atendieron muy bien, la enfermera era de primera, allí
estuve con tres compañeros. Parecía otro mundo; nos dieron cigarrillos, buena
comida y excelente atención médica, inclusive vimos algo de televisión.
Los ingleses se asombraron cuando pedimos elementos para
higienizarnos, cepillos de dientes y maquinitas de afeitar, igual pasó con el
tema de los cubiertos, pensaban que éramos indios, después nos trataron con
mayor deferencia. Diez días más tarde, luego que me operaran la mano izquierda,
nos trasladaron al buque hospital Uganda, y de allí a Montevideo, en el barco
Hecla, de allí a Buenos Aires en el aviso Piloto Alsina el 3 de junio.¨
Héroes caídos el 9 de mayo de 1982
Contramaestre Omar Alberto Rupp
Capitán (post mortem) Mario Fiorito
Capitán (post mortem) Juan Carlos Buschiazzo
Sargento primero (post mortem) Raúl Horacio Dimotta
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